Lucha contra la pedofília en la red: unos apuntes penales

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Frank Zamorano apuraba las últimas caladas a su cigarro mientras se descargaba unos archivos a través de su ordenador personal con conexión a Internet. En la comodidad de su domicilio y sentado frente a su equipo informático, observa inquieto cómo la descarga de los ficheros multimedia está a punto de completarse, gracias al servicio que le ofrece eMule, un programa para intercambio de archivos con sistema P2P. Como buen cinéfilo, Frank tiene intención de descargarse los últimos estrenos de la cartelera cinematográfica para visionarlos desde la pantalla de su equipo de forma gratuita, sin necesidad de tener que acudir a la sala de cine. En el disco duro de su ordenador almacena innumerables archivos de vídeo con sus películas favoritas con el fin de disfrutarlas durante su tiempo libre.

Justo en esos instantes un grupo del GEO de la Policía Nacional irrumpe violentamente en el domicilio de Frank. Tras derribar violentamente la puerta, los agentes le apuntan con los cañones de sus fusiles e inmediatamente lo inmovilizan contra el suelo mientras le leen sus derechos en calidad de detenido. Esposado y conducido hasta el interior de un furgón policial, Frank Zamorano sigue sumido en la confusión, sin entender nada de lo que ocurre.

Una vez en las dependencias policiales, Frank es sometido a un intenso interrogatorio por parte de un agente que le realiza preguntas indagatorias mientras al mismo tiempo rellena la que será su ficha policial. Finalmente se le informa sobre los motivos de su detención: se le acusa nada más y nada menos que de un delito de posesión y distribución de pornografía infantil, material el cual almacenaba en el disco duro de su ordenador personal. Él es una de las 13 personas que estos últimos días han sido detenidas e imputadas por posesión y distribución de pornografía infantil a través de redes peer to peer (P2P), en el marco de una operación contra la pedofília en la red, que ha supuesto 21 registros domiciliarios por toda España, en los que los ciberagentes han rastreado una conocida red de intercambio de archivos, a través del cual se han podido detectar más de una veintena de usuarios que tenían completamente descargados en sus equipos numerosos archivos de contenido pedófilo de extrema dureza, entre ellos agresiones sexuales a niños muy pequeños.

En un principio, la investigación ya judicializada permitió la localización de 21 domicilios desde los que se habían efectuado las conexiones ilegales por todo el territorio nacional, concretamente en Asturias, Badajoz, Lérida, Córdoba, Guadalajara, Guipúzcoa, La Rioja, Las Palmas, Málaga, Salamanca y Valencia, así como tres en Madrid, tres en Barcelona, dos en las Islas Baleares y otros dos en Navarra.

El problema de todo este asunto es que Frank desconocía por completo que el disco duro de su ordenador alojaba esa clase de material delictivo. Él no tiene en absoluto el perfil de un pedófilo. Ni siquiera es consumidor habitual de ningún tipo de pornografía en la red. Dentro de unos días su identidad trascenderá a los medios. Su nombre y su rostro aparecerán, junto con el de los otros imputados, en los titulares de los principales periódicos y televisiones del país. Un principio jurídico dice que toda persona detenida es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero claro, eso ocurre sobre el papel. En la realidad su reputación ya ha quedado manchada. Aunque finalmente sea declarado inocente y absuelto de todos los cargos, en su entorno familiar y laboral, entre sus amistades y en la calle, Frank será señalado por la gente que le rodea como un posible pedófilo que al final fue absuelto. Un hecho que tendrá consecuencias irreversibles para su vida. La gente es tendente a a hacer juicios paralelos, al margen de lo que se juzgue en los tribunales. Sobre su reputación pesará una mancha que no se lavará ni con detergente.

El caso de Frank no es una excepción. Todos los años centenares de personas inocentes son detenidas por compartir desde su ordenador material pedófilo a través de redes P2P sin saberlo. La realidad es que en muchas ocasiones los nombres de los ficheros que se comparten públicamente en estas redes poco tienen que ver con los contenidos reales. Es muy frecuente bajarse por eMule el último estreno de la cartelera y encontrarse con que en realidad es una película porno, o algo mucho peor. Eso convierte en especialmente injusta y peligrosa la penalización por mera posesión de cierto tipo de ficheros, aunque sean de contenido delictivo. Sucede en ocasiones que alguien se descargue archivos con las intenciones más inocentes para luego descubrir que se ha bajado auténticas barbaridades.

No obstante, aunque muchos de los acusados de poseer pornografía infantil hayan alegado que borraron inmediatamente los archivos una vez descubrieron que estos eran de contenido pedófilo, con el fin de demostrar que no tenían intención alguna de descargar ese tipo de material, ello no sirvió como un eximente a su condena. Para el juez eran culpables de un «delito de facilitación de la difusión de material de pornografía infantil«, pues como los usuarios de eMule saben, o deberían saber, todo lo que se descarga por ese tipo de redes se comparte automáticamente con otros usuarios, y por tanto ellos debían saber que estaban difundiendo sin querer pornografía infantil.

El art. 189.2 del Código penal español castiga la mera posesión de material pedófilo, esto es, según reza el precepto: “para su propio uso posea material pornográfico en cuya elaboración se hubieran utilizado menores de edad o incapaces”. El contenido de estos artículos no puede llevarnos a una interpretación tan abierta que sancione penalmente con penas de prisión que arrancan en cuatro años y se prolongan hasta los ocho años, a internautas inocentes que lo único que hacen es navegar por la red, y todo lo más guardar tales imágenes en el sistema (“incoming”) que se crea automáticamente por diferentes programas informáticos al uso, tales como eMule, Ares, entre otros.

La posesión y distribución de pornografía infantil a través de diversos medios es un delito que debe ser perseguido con la ley en la mano. Pero quizá sea la hora de cuestionarse ese artículo 189 del CP, si no queremos que casos como el de Frank Zamorano sigan ocurriendo año tras año, ni tampoco que centenares de ciudadanos inocentes, a causa de la acción azarosa de los programas de descargas de archivos, sean condenados por delitos que jamás han cometido.

11 comentarios en “Lucha contra la pedofília en la red: unos apuntes penales

  1. Sin duda, otra excelente entrada compañero García. Es realmente preocupante que se puedan cometer (y así ocurre) esos errores. Pero esto me ha hecho pensar en una pregunta más amplia, Daniel. ¿No va siendo hora ya de contemplar una prohibición más o menos total sobre la pornografía en nuestra patria?

    Es un antiguo problema de la teoría liberal sobre hasta qué límites el individuo, el «populum», el pueblo, debe poder tener derecho a hacer «lo malo» o cosas nocivas desde un punto de vista subjetivo obviamente pero orientado para proteger ciertos intereses de la sociedad. Hay algunos que insisten que la gente tiene derecho a decir lo que quieran en cuestiones política-sociales. Pero, ¿deben por ejemplo poder incitar al odio racial, señor García? Las leyes británicas, españolas y americanas dan distintas respuestas a esa misma pregunta. En España o Reino Unido, está prohibido abogar por el odio o prejuicio racista. Sin embargo la Iª Enmienda de los EEUU prohíbe que el Congreso o los estados adoptar una ley así a «la europea».

    La pornografía en sus distintas manifestaciones presenta un problema parecido. La mayoría de gente en nuestros países preferirían algún tipo de regulación (si no una prohibición total) de ciertos tipos de pornografía, libros explícitos, revistas, fotografías, contenido en las redes, etc y curiosamente estos mismos suelen también ser consumidores del porno. Parte de la psicología compleja de la sexualidad parece que dicta que aunque tengas un gusto específico por ciertos tipos de sexo, los niños por ejemplo no deberían compartir ese gusto.

    Tengo serias dudas sobre la gente que dice que esto no es más que otra cuestión de «libertad de expresión y pensamiento». Y es que, los más poderosos argumentos a favor de permitir la publicación y venta de libros como Mein Kampf de Hitler de ninguna manera veo cómo pueden ser aplicables a favor de novelas tales como «Látigos para tu novia» o películas tales como «pollitos sexuales» (es un ejemplo que me saco de la chistera, obviamente pero se me entiende). Nadie se ve privado de tener una voz en igualdad dentro del proceso político solo por no poder legalmente difundir fotos de genitales o coños femeninos al público general. Tampoco se le impide escuchar distintas opiniones solo por prohibirle mirar esas imágenes a su placer vicioso. Cabría preguntarse si el consumidor de porno no está enfermo. Eso ya se lo dejo a los psiquiatras.

    Yo creo que si ya no podemos «prohibir», sí podemos RESTRINGIR. Y es que, obviamente, no es lo mismo prohibir que restringir.

    Concluyo para inciar este debate que el derecho liberal a la independencia moral, si vamos a considerarlo como derecho genuino, exige una actitud legal permisiva con respecto a ciertos supuestos que comentas (por ejemplo, quizá se podría despenalizar la simple posesión de ese material en el disco duro) pero que cierta concepción concreta del mismo derecho permite una restricción razonable sobre cómo, dónde, y qué tipo de pornografía es permisible para consumir.

    En todo caso debemos buscar, y creo que ni me anticipo un debate en esta cuestión, una solución colectiva y democrática a este problema de la pornografía en la sociedad. Quizá darle demasiada importancia a cuestiones subjetivas como el «decoro» no es lo correcto ya que genera cierta uniformización.

    Así es como empiezo este debate. Para resumir, la pregunta principal es: ¿Por qué debe existir un «derecho» a consumir pornografía? Yo no creo que sea lógico ni razonable equipararlo con libertad de expresión ni con «libertad» en general. A lo mejor tú tienes otros criterios que estás manejando y me gustaría saber si es así para refutarlos si hace falta y llegar a un consenso importante aquí en este tema.

    Saludos

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  2. Buenas:

    «¿No va siendo hora ya de contemplar una prohibición más o menos total sobre la pornografía en nuestra patria?»

    Previamente es menester ofrecer una definición precisa de «pornografía», pues se trata de un término sumamente variable y subjetivo. Lo que se entiende en cuanto a pornografía varía según la época y los contextos culturales. En algunos países musulmanes, por ejemplo, se considera «pornográfico» un simple desnudo femenino.


    «Es un antiguo problema de la teoría liberal sobre hasta qué límites el individuo, el “populum”, el pueblo, debe poder tener derecho a hacer “lo malo” o cosas nocivas desde un punto de vista subjetivo obviamente pero orientado para proteger ciertos intereses de la sociedad. Hay algunos que insisten que la gente tiene derecho a decir lo que quieran en cuestiones política-sociales».

    Creo que toda imagen producida por un adulto sobre las actividades de otros adultos que libremente aceptan que se capturen y difundan esas imágenes es legítima -hablo de la pornografía legal, en este caso-. Y todo adulto tiene derecho a ver esas imágenes si le place, claro. Si uno no tiene interés sexual, el porno le aburrirá pronto. Si tiene interés sexual, las va a ver de todos modos. No veo nada de malo en concreto.

    «La pornografía en sus distintas manifestaciones presenta un problema parecido. La mayoría de gente en nuestros países preferirían algún tipo de regulación (si no una prohibición total) de ciertos tipos de pornografía, libros explícitos, revistas, fotografías, contenido en las redes, etc y curiosamente estos mismos suelen también ser consumidores del porno».

    Ya existe una regulación con respecto a la pornografía. Aunque es algo que varía según el país en cuestión:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Pornograf%C3%ADa#Legalidad


    «Parte de la psicología compleja de la sexualidad parece que dicta que aunque tengas un gusto específico por ciertos tipos de sexo, los niños por ejemplo no deberían compartir ese gusto».

    Considero que los niños no deben ver pornografía. Porque, primero, creo que es asunto de los padres y, segundo, es imposible que no la vean. Y desde antes de Internet y de la televisión y de la fotografía, que parece que nacieron ayer. Así que lo mejor es prepararlos, explicarles y advertirles sobre las cosas que se van a encontrar allá afuera en el mundo, algunas agradables, algunas menos y algunas cuestionables.


    «Cabría preguntarse si el consumidor de porno no está enfermo. Eso ya se lo dejo a los psiquiatras».

    La pornografía, en sus diversas variantes, así como sus consumidores ha existido desde los labores de la civilización. No tengo estadísticas a mano, pero me atrevería a decir que la mayoría de los hombres de este planeta «consumen» toda clase de material pornográfico, y a través de diversos soportes: en cine, escultura, fotografía, historieta, literatura o pintura. Representaciones de actos sexuales, ya sea con fines meramente artísticos y de excitación sexual, se remontan desde que el hombre empezó a crear las primeras formas de arte conocidas.

    El cine porno, por ejemplo es abrumadoramente consumidos por hombres, pero relativamente poco por mujeres. Los hombres somos más visuales que las mujeres, por lo que ver cuerpos desnudos o mujeres atractivas nos afecta más y más rápido que a ellas. Es una cuestión de biología, no de salud mental.

    «Concluyo para iniciar este debate que el derecho liberal a la independencia moral, si vamos a considerarlo como derecho genuino, exige una actitud legal permisiva con respecto a ciertos supuestos que comentas (por ejemplo, quizá se podría despenalizar la simple posesión de ese material en el disco duro) pero que cierta concepción concreta del mismo derecho permite una restricción razonable sobre cómo, dónde, y qué tipo de pornografía es permisible para consumir».

    Sí, estoy de acuerdo en despenalizar la simple posesión de pornografía infantil. Otra cosa es su producción, pues en la mayoría de las veces en que se produce material pedófilo -vídeos, fotografías…-, éste se ha realizado coaccionando sexualmente a menores contra su voluntad.

    «Y es que, los más poderosos argumentos a favor de permitir la publicación y venta de libros como Mein Kampf de Hitler de ninguna manera veo cómo pueden ser aplicables a favor de novelas tales como “Látigos para tu novia” o películas tales como “pollitos sexuales” (es un ejemplo que me saco de la chistera, obviamente pero se me entiende)».

    ¿Bajo qué criterio objetivo restringimos a alguien consumir toda una diversidad de material pornográfico, así como los ejemplos mentados?. Sería razonable en caso de que el consumo de pornografía afectase a la salud mental de quienes lo consumen o que de alguna manera su consumo perjudicase al conjunto de la sociedad. No tengo constancia de ello. Al igual que las películas de terror gore tipo Viernes 13 o La Matanza de Texas difícilmente convierte a su espectador en un asesino en serie a quien visiona este tipo de filmes. Se podrá decir que lo de las películas de terror no es lo mismo que el porno, pero lo considero aplicable en ambos casos. Si asumimos el sexo como un factor más de la vida humana, vamos a tener que dejar de otorgarle esa dimensión oscura o «pecaminosa»: si está bien el placer auditivo de la música, si está bien el placer físico de los masajes (sobre todo si «son buenos» para la salud), si está bien el placer gustativo de la cocina, si está bien el placer visual de la pintura… también lo debe ser el placer sexual y el deleitarse con él mediante representaciones visuales o en la imaginación.

    Saludos.

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  3. Gracias por la réplica.

    «Previamente es menester ofrecer una definición precisa de “pornografía”, pues se trata de un término sumamente variable y subjetivo. Lo que se entiende en cuanto a pornografía varía según la época y los contextos culturales. En algunos países musulmanes, por ejemplo, se considera “pornográfico” un simple desnudo femenino.»

    Desde luego. Yo me quedo con la definición del jurista americano Potter Stewart. «Sé lo que es cuando lo veo». Todos sabemos qué es la pornografía cuando la vemos, en este contexto cultural. Con respecto al «simple desnudo femenino», eso ya depende. No es lo mismo el desnudo femenino en el Prado que en una revista que cualquier «degenerado» se compre en el sex shop (esto más que nada porque es cultural). No existe una definición demasiado precisa sobre qué es la pornografía más allá de que es algo obsceno. Pero el hecho de que, como bien apuntas esto varíe según época o contexto cultural no es un argumento para no prohibirla – se prohibirá en todo caso lo que entendemos, en esta época, por pornografía. ¿No es así, Daniel?

    «Creo que toda imagen producida por un adulto sobre las actividades de otros adultos que libremente aceptan que se capturen y difundan esas imágenes es legítima -hablo de la pornografía legal, en este caso-. Y todo adulto tiene derecho a ver esas imágenes si le place, claro. Si uno no tiene interés sexual, el porno le aburrirá pronto. Si tiene interés sexual, las va a ver de todos modos. No veo nada de malo en concreto.»

    No es una cuestión de «malo o bueno», señor García. Es una cuestión, en efecto, de derechos. ¿Qué derechos? Me viene inmediatamente a la mente aquél artículo que escribí hace tiempo en mi blog defendiendo a Hamilton y su deseo de NO incluir una carta de derechos en la Const. americana. Este debate confirma mi recelo – una dependencia en los derechos enumerados provoca una distorsión en el esquema de la libertad establecido en el cuerpo constitucional liberal.

    Estoy por ver que me establezcas unas razones que justifiquen tal derecho a circular o difundir o compartir esas imágenes pornográficas.

    «Considero que los niños no deben ver pornografía. Porque, primero, creo que es asunto de los padres y, segundo, es imposible que no la vean.»

    No entiendo estas frases. «Los niños no deben ver pornografía». «Es imposible que no la vean». ¿Te importaría explicármelo? ¿O he entendido mal?

    «Así que lo mejor es prepararlos, explicarles y advertirles sobre las cosas que se van a encontrar allá afuera en el mundo, algunas agradables, algunas menos y algunas cuestionables.»

    Ya, pero entonces, ¿deben o no deben ver el porno, señor García? O ¿te refieres a simplemente educarles de que existe y es nocivo para su desarrollo, un ¡flagelo de la sociedad!? Si es esto último, eso ya se hace en muchos hogares.

    «La pornografía, en sus diversas variantes, así como sus consumidores ha existido desde los labores de la civilización. No tengo estadísticas a mano, pero me atrevería a decir que la mayoría de los hombres de este planeta “consumen” toda clase de material pornográfico, y a través de diversos soportes: en cine, escultura, fotografía, historieta, literatura o pintura.»

    Me gustaría, insisto, ver esas estadísticas pues. No voy a decir que son pocos, pero ¿la mayoría de los hombres de este planeta consumen porno? No acepto tal afirmación. Quiero pensar que vivimos en un mundo algo mejor y que nuestro género no está tan desesperado. Las estadísticas que he visto sí apuntan a que se da mas en entornos urbanos que rurales, y entre hombres, eso sí, pero no diria que son «mayoria global» los consumidores. También manejo estadísticas que apuntan a que el 70% de los consumidores de porno han consumido DROGAS, especialmente el extasis y la marijuana.
    En esos entornos, pues es normal que se consuma porno. Están desesperados, hasta el límite y quizá al borde del suicidio en muchos casos. A lo mejor también en el mundo libegal se consume mucho porno, pero no así en entornos más liberales, cultos y progresistas.

    «Representaciones de actos sexuales, ya sea con fines meramente artísticos y de excitación sexual, se remontan desde que el hombre empezó a crear las primeras formas de arte conocidas.»

    Eso sí, pero no por ello debemos decir «es lo que hay» y no intentar usar los mecanismos disponibles para intentar mejorar estas cosas.

    «El cine porno, por ejemplo es abrumadoramente consumidos por hombres, pero relativamente poco por mujeres. Los hombres somos más visuales que las mujeres, por lo que ver cuerpos desnudos o mujeres atractivas nos afecta más y más rápido que a ellas. Es una cuestión de biología, no de salud mental.»

    Bueno, lo que sí sé es que ha habido algún que otro estudio psicológico que apunta que el consumo de porno puede provocar enfermedades mentales. Es cierto que el hombre es más visual que la mujer normalmente pero quizá es una combinación de biología y no lo neguemos por favor, salud mental – pero esto no lo afirmo, solo que debemos mirar estos estudios y tomarlos con seriedad.

    «Sí, estoy de acuerdo en despenalizar la simple posesión de pornografía infantil. Otra cosa es su producción, pues en la mayoría de las veces en que se produce material pedófilo -vídeos, fotografías…-, éste se ha realizado coaccionando sexualmente a menores contra su voluntad.»

    De acuerdo con esto.

    «¿Bajo qué criterio objetivo restringimos a alguien consumir toda una diversidad de material pornográfico, así como los ejemplos mentados?»

    Todo dependerá de en qué circunstancias se produjo tal material – si la mujer por ejemplo sufrió dolores, si hubo cierta coacción, se violaron leyes de algún otro tipo. La cuestión es estrecharles el cerco, pues.

    «Sería razonable en caso de que el consumo de pornografía afectase a la salud mental de quienes lo consumen o que de alguna manera su consumo perjudicase al conjunto de la sociedad. No tengo constancia de ello.»

    Pues algunos estudiosos del tema sí tienen constancia de ello pero desde luego no es algo universalmente establecido. En eso te doy la razón.

    «Si asumimos el sexo como un factor más de la vida humana, vamos a tener que dejar de otorgarle esa dimensión oscura o “pecaminosa”

    Bueno, ese es otro debate – lo de «dimensión oscura» o «pecaminosa» ya lo tratarán otros. No me parece relevante para este debate concreto.

    Lo de la parte objetiva es un buen debate, sin embargo – ¿qué razones objetivas? Pues desde mi punto de vista, habría que considerar si el porno realmente «no hace daño a terceros» como se suele afirmar. ¿Crees que es así, joven?

    «si está bien el placer auditivo de la música, si está bien el placer físico de los masajes (sobre todo si “son buenos” para la salud), si está bien el placer gustativo de la cocina, si está bien el placer visual de la pintura… también lo debe ser el placer sexual y el deleitarse con él mediante representaciones visuales o en la imaginación»

    Bueno lo de «está bien» yo no lo diría. Yo no diría que «está bien» que un chaval escuche rock duro y de ello derive un «placer auditivo» (sin negar que lo derive, por supuesto…otra cosa sería si «está bien» y para mí no lo está). ¿Tú sabes de la cantidad de jóvenes que derivan su placer auditivo de escuchar, por ejemplo, a una mujer chillando mientras es penetrada por un hombre impulsivo con el pene al aire y en clara posición pornográfica, señor García?

    Pero entiendo que con «si está bien» te refieres a «si es legal» (al menos, eso espero que quieras decir). Pero en efecto, si es legal escuchar todo tipo de música, si es legal chillar como putas y excitarte como una cabra en celo, si es legal comer bien y ese tipo de placers, ¿en qué se distingue la pornografía? He ahí el meollo de la cuestión.

    ¿A quién daña que alguien se coma una buena paella si la disfruta? Que yo sepa, a nadie más allá quizá de la propia persona.

    ¿A quién daña que tú, por ejemplo, escuches música rock? A nadie, más allá de quizá tus oídos. Pero en efecto es tu problema.

    Pero, ¿es que acaso el porno no daña a terceros, especialmente a las que en muchos casos se ven obligadas a eso por motivos económicos? Y es que, esto me recuerda mucho al debate sobre trabajo infantil. ¡Tú de ninguna manera (más te valdría) defenderias como algo bueno o deseable o legal el trabajo infantil! Pero sin embargo muchos niños se ven obligados porque no hay otra. Las principales víctimas aquí son las mujeres (no, tranquilo, que no digo que sea así en todo caso ni mucho menos pero sí en actos de porno duro, etc).

    Por eso me abro a considerar la legitimidad de la censura del porno en estos casos y espero que tú también llegues a compartir mi inquietud.

    Un saludo

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    • Buenas;

      «Con respecto al “simple desnudo femenino”, eso ya depende. No es lo mismo el desnudo femenino en el Prado que en una revista que cualquier “degenerado” se compre en el sex shop (esto más que nada porque es cultural). No existe una definición demasiado precisa sobre qué es la pornografía más allá de que es algo obsceno. Pero el hecho de que, como bien apuntas esto varíe según época o contexto cultural no es un argumento para no prohibirla – se prohibirá en todo caso lo que entendemos, en esta época, por pornografía. ¿No es así, Daniel?»

      De acuerdo. Manejaremos pues la definición de «pornografía» tal como se contempla en nuestra época y en nuestra sociedad. A saber: escenas de sexo explícito en las que aparece con frecuencia felaciones y penetraciones anales en primer plano, y eyaculaciones de esperma en el rostro de la actriz o actor -en este último caso si se trata de porno gay-.

      Este tipo de pornografía ya está regulado en nuestras sociedades -las occidentales, al menos-. En España mismo ya existe legislación al respecto. Por ejemplo: está prohibido emitir pornografía en las televisiones en abierto en horario infantil. La ley española prohíbe también la emisión en abierto de contenidos pornográficos. Los cuales sólo pueden emitirse codificados mediante control parental y en horarios comprendidos entre las 22.00 horas y las 06.00 horas. También se prohibe la exhibición de pornografía en portadas de revistas o en carteles publicitarios en la vía pública.

      Vamos, este tipo de regulación me parece la adecuada, y hace innecesaria su prohibición. Así, solo consume pornografía quien quiere y en circuitos concretos. Así no se obliga a ver pornografía a quién no quiere.

      «No entiendo estas frases. “Los niños no deben ver pornografía”. “Es imposible que no la vean”. ¿Te importaría explicármelo? ¿O he entendido mal?»

      Mientras sean menores de edad. Lo de que vean pornografía o no, es algo que debe ser tutela de los padres. De todas formas, sí, es imposible que no la vean. Imágenes con sexo más o menos explícito las van a ver por un medio o por otro. Y a temprana edad, -sobre todo en nuestros tiempos- los chavales van a mantener relaciones sexuales y van a ver cuerpos desnudos igualmente.

      «También manejo estadísticas que apuntan a que el 70% de los consumidores de porno han consumido DROGAS, especialmente el extasis y la marijuana. En esos entornos, pues es normal que se consuma porno. Están desesperados, hasta el límite y quizá al borde del suicidio en muchos casos. A lo mejor también en el mundo libegal se consume mucho porno, pero no así en entornos más liberales, cultos y progresistas».

      «Lo que sí sé es que ha habido algún que otro estudio psicológico que apunta que el consumo de porno puede provocar enfermedades mentales. Es cierto que el hombre es más visual que la mujer normalmente pero quizá es una combinación de biología y no lo neguemos por favor, salud mental – pero esto no lo afirmo, solo que debemos mirar estos estudios y tomarlos con seriedad».

      ¿Tienes a manos dichos estudios? ¿Me los podrías mostrar?

      Estudios sobre esto también me gustaría comprobarlos. De todas formas, creo que el porno lo consume todo el mundo -género masculino especialmente-. No se trata de desesperación. Simplemente el hombre disfruta estimulándose con representaciones sexuales. Esa actividad es tan vieja como la humanidad.

      Porque yo tengo otros a mano. Por ejemplo, este estudio realizado en Holanda entre adolescentes y jóvenes parece indicar lo contrario:

      http://www.eurekalert.org/pub_releases/2013-04/w-sem041813.php

      El porno, ni provoca problemas mentales ni conlleva a comportamientos sexuales de riesgo.

      También los que quieren prohibir los videojuegos argumentan que estos provocan la violencia, pero los estudios no sustentan esa posición.

      «Eso sí, pero no por ello debemos decir “es lo que hay” y no intentar usar los mecanismos disponibles para intentar mejorar estas cosas».

      ¿Te parece mal que la gente busque maneras de auto-excitarse sexualmente solos o en pareja?.

      La pornografía es una fantasía, como los videojuegos, el cine, las novelas y demás trabajos de la imaginación. Si alguien no sabe diferenciar entre la realidad y la fantasía, el problema es de él, no de la fantasía. Nada indica que las fantasías compartidas y realizadas sin víctimas (como el bondage, el sadomasoquismo, la sumisión y prácticas aún más repugnantes como la coprofilia) tengan ningún efecto maligno en la vida normal de la gente, ni que ver películas (realizadas por adultos que consienten para adultos que consienten) o leer libros aumente o disminuya la violencia, el odio o las acciones delictivas.

      ¿Que puede haber gente que consuma porno, y que posteriormente enferme, o se torne «depravada» sexual? sí, existen algunos casos, pero aquí la causa reside en patologías mentales o a disposiciones personales previas de la persona en cuestión, que a la propia pornografía por sí misma.

      «Pero, ¿es que acaso el porno no daña a terceros, especialmente a las que en muchos casos se ven obligadas a eso por motivos económicos? Y es que, esto me recuerda mucho al debate sobre trabajo infantil».

      Basta con analizar a las actrices porno actualmente en activo -tanto nacionales como extranjeras-, para comprobar que TODAS ellas ejercen voluntariamente, por placer, y además la mayoría son de clase social media-alta -por tanto, el argumento de la «necesidad económica, no se sostiene-. La casi totalidad de ellas son mujeres que adoran el sexo, ejercerlo, así como también gustan del exhibicionismo de su cuerpo y su sexualidad. Los productores porno (aunque algunos sean tipejos, como el tonto de Torbe) se encargan de tratarlas con cuidado y más les vale. Si se sobrepasan, denuncia al canto. Nadie les obliga a elegir esa profesión. Además, está bastante bien remunerado.

      Te apuesto lo que sea. Puedes entrevistar personalmente a cada actriz porno, te dirá lo mismo que yo argumento.

      Al respecto existe una cita de Sasha Grey, que fue actriz porno: «Lo que una persona ve como degradante y desgradable y malo para las mujeres puede hacer que algunas mujeres se sientan poderosas, hermosas y fuertes«.

      Muchas jóvenes hoy en día están más cómodas con su sexualidad y sabemos que en los países más liberales sexualmente -por ejemplo, países nórdicos, como Suecia, Noruega, etc… las mujeres tienen más derechos sociales. Si contempláramos un mapa del mundo con los países en los que la pornografía ha sido prohibida o censurada, generalmente coincide con los países en los que los derechos de las mujeres son más restringidos.

      Tema a parte es el mundo de la prostitución. Ahí sí que muchas mujeres -no todas- son explotadas y coaccionadas por redes de trata de blancas, o bien proceden de estratos sociales muy bajos, y por necesidad económica, y al no encontrar otra alternativa, se ven obligadas/forzadas a ejercer esa actividad. Cosa que no es extensible a todos los casos: hay mujeres que por muchas dificultades económicas que experimenten, no alquilan sus genitales bajo ningún concepto. Ni bajo amenaza de muerte -es un decir-. Otras que sin pasar dificultades económicas, deciden prostituir su cuerpo por placer. Por ejemplo, mujeres que están cansadas de fregar escaleras, y, ya sea por dinero o por gusto, deciden dedicarse al negocio del sexo.

      Y la industria del porno ni punto de comparación con el trabajo infantil o la trata de blancas. En este caso estamos hablando de niños realmente forzados por las circunstancias socio-económicas que se vive en sus países. En otros, son directamente esclavizados. Ídem con las mujeres coaccionadas por las mafias del sexo. A estos, persecución policial.

      «Todo dependerá de en qué circunstancias se produjo tal material – si la mujer por ejemplo sufrió dolores, si hubo cierta coacción, se violaron leyes de algún otro tipo. La cuestión es estrecharles el cerco, pues».

      Quizá en países del Tercer Mundo y donde la legislación es débil, las mujeres en la industria pornográfica estén siendo no económicamente explotadas (normal en el capitalismo) sino abusadas, lo cual por supuesto debe combatirse. Pero no es el caso en Estados Unidos o Europa -incluyendo España-, donde éstas pueden fácilmente reclamar sus derechos o exigir intervención judicial en caso de abuso -tanto en el porno «blando» como en el porno «duro». Así que yo diría que si la mujer es adulta y decide libremente dedicarse a la pornografía, no está siendo especialmente explotada, o no más que una mujer que se dedica a la limpieza de pisos, o de obrera de fábrica.

      «Pues desde mi punto de vista, habría que considerar si el porno realmente “no hace daño a terceros” como se suele afirmar. ¿Crees que es así, joven?»

      Sostengo, en base a los argumentos y estudios disponibles al respecto, y si partimos de un punto de vista objetivo, lejos de subjetivismos y moralinas, que el porno no hace daño a terceros ni al conjunto de la sociedad.

      Saludos.

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  4. Señor García:

    Dice usted:
    «De acuerdo. Manejaremos pues la definición de “pornografía” tal como se contempla en nuestra época y en nuestra sociedad. A saber: escenas de sexo explícito en las que aparece con frecuencia felaciones y penetraciones anales en primer plano, y eyaculaciones de esperma en el rostro de la actriz o actor -en este último caso si se trata de porno gay-.»

    De acuerdo. Manejaremos esta definición, que además es la correcta en el tiempo actual.
    «Este tipo de pornografía ya está regulado en nuestras sociedades -las occidentales, al menos-. En España mismo ya existe legislación al respecto. Por ejemplo: está prohibido emitir pornografía en las televisiones en abierto en horario infantil. La ley española prohíbe también la emisión en abierto de contenidos pornográficos. Los cuales sólo pueden emitirse codificados mediante control parental y en horarios comprendidos entre las 22.00 horas y las 06.00 horas. También se prohibe la exhibición de pornografía en portadas de revistas o en carteles publicitarios en la vía pública.»

    Ya. Entonces, siendo así, ¿cuál es el problema que tienes con mis propuestas? Es más, tú mismo dices «este tipo de regulación me parece la adecuada, y hace innecesaria su prohibición».

    A ver si no va a ser que todo este debate se debe a un problema semántico. Para mí esas regulaciones son equivalentes a prohibiciones. ¿Acaso no decimos que está prohibido fumar en locales públicos, restaurantes, bares, etc? Nadie dice «está regulado fumar», aunque realmente eso es lo correcto. Ahora bien, entonces zanjada esa cuestión, surge otra, ¿debemos prohibir el porno para consumo privado? Eso es lo que no tengo aún claro y no me convence tu justificación.

    Dice usted: «Así, solo consume pornografía quien quiere y en circuitos concretos. Así no se obliga a ver pornografía a quién no quiere.»

    Esto ya suena algo más razonable, aunque sigo teniendo discrepancias. No por alguien querer algo lo hace automáticamente legalizable, como bien sabe.

    «Mientras sean menores de edad. Lo de que vean pornografía o no, es algo que debe ser tutela de los padres.»

    ¿Por? ¿Acaso no habiamos convenido que el estado debe tomar el papel mucho más activo que los padres en la educación de los niños? Porque, con esta justificación que me da, lo cierto es que parece a lo de «los padres que eduquen a sus hijos como quieran». Claramente, usted sabe bien que eso no es aceptable para el tipo de sociedad que queremos.

    «De todas formas, sí, es imposible que no la vean. Imágenes con sexo más o menos explícito las van a ver por un medio o por otro. Y a temprana edad, -sobre todo en nuestros tiempos- los chavales van a mantener relaciones sexuales y van a ver cuerpos desnudos igualmente.»

    Esto habrá que verlo. Porque, de hecho, creo que hace 30 años y más se comenzaba a casarse y tener relaciones a edades más tempranas que ahora.

    «¿Tienes a manos dichos estudios? ¿Me los podrías mostrar?»

    Hombre, claro por supuesto que desde luego que sí: Aquí hay una referencia: http://www.techtimes.com/articles/10346/20140714/pornography-sex-addiction-have-similar-effect-on-brain-as-drug-addiction-research.htm

    Pero hay decenas de otros estudios: Desafortunadamente, la adicción a la pornografía fue rechazada como problema mental para la última edición del manual DSM-5 de la psiquiatría, a pesar de que como le he dicho, hay muchos estudios serios indicando que podría ser un problema mental – tanto el sexo como el porno son comportamientos que podrían ser compulsivos, como el alcoholismo o tabaquismo. Le indico los estudios de White & Kimball, 2009, Kwee, Dominquez y Ferrell, 2007; Levine 2010; Young, 2008: Carnes y Charpentier 2005. Le dejo algunos enlaces. También hay otros estudios que apuntan a otros problemas con el porno tales como la depresión como efecto secundario y ansiedad.

    Haz clic para acceder a BargainsWithChaos-small_file.pdf

    http://www.psychologytoday.com/blog/the-heart-porn-addiction/201111/daily-porn-may-not-be-good-your-mental-health

    Están en inglés pero si no lo sabe leer…espero que sí lo sepa.
    Dice usted: «De todas formas, creo que el porno lo consume todo el mundo -género masculino especialmente-. No se trata de desesperación. Simplemente el hombre disfruta estimulándose con representaciones sexuales. Esa actividad es tan vieja como la humanidad.»

    «Todo el mundo», no, se lo aseguro. Es cierto que más hombres lo consumen, pero no todos lo hacemos. Yo no consumo pornografía. Ni lo haré. Con respecto a que el hombre disfruta estimulándose con representaciones sexuales, pues…¿y qué? ¿Es eso argumento aceptable para legalizar universalmente la pornografía, Daniel?
    Ok, voy a leer el estudio de Eureka. Se lo comento en el siguiente comentario a este.

    «¿Te parece mal que la gente busque maneras de auto-excitarse sexualmente solos o en pareja?.»

    Señor, lo que a mí me parezca mal o bien es irrelevante aquí. La cuestión es si hay argumentos poderosos para legalizar el porno y no creo que los haya. Me parece que legalizar el porno no es nada compatible con la definición adecuada de la libertad, eso es todo.

    «La pornografía es una fantasía, como los videojuegos, el cine, las novelas y demás trabajos de la imaginación. Si alguien no sabe diferenciar entre la realidad y la fantasía, el problema es de él, no de la fantasía.»

    Desde luego. Yo no discrepo aquí en nada salvo en dos cosas: dejar que la fantasía impacte sobre la realidad es realmente terrible y en consecuencia, la facilidad con la que usted dice que es fantasía demuestra entonces que vd no ve la realidad de una mujer en los vídeos siendo golpeada o dolorosamente, intensamente penetrada como ser humano. Habla como si el porno fuera una imagen sexual en su imaginación, no lo que es realmente, sin fantasía: prostitución grabada. ¿Piensa usted que las mujeres que salen en esos vídeos no son reales, que solo son productos de su imaginación/fantasías? Hágamelo saber, aunque dudo que lo vea así (eso espero).

    «Nada indica que las fantasías compartidas y realizadas sin víctimas (como el bondage, el sadomasoquismo, la sumisión y prácticas aún más repugnantes como la coprofilia) tengan ningún efecto maligno en la vida normal de la gente, ni que ver películas (realizadas por adultos que consienten para adultos que consienten) o leer libros aumente o disminuya la violencia, el odio o las acciones delictivas.»

    ¿Usted nunca ha oido hablar de «las ideas son peligrosas»? Y sí, hay montones de estudios (como los que enlazo arriba= que sí demuestran o al menos subrayan que podría generar problemas mentales.

    «Basta con analizar a las actrices porno actualmente en activo -tanto nacionales como extranjeras-, para comprobar que TODAS ellas ejercen voluntariamente, por placer, y además la mayoría son de clase social media-alta -por tanto, el argumento de la “necesidad económica, no se sostiene-»

    Un comentario temerario, señor. Lo digo porque no puede usted decir TODAS. ¿Conoce la situación de todas? ¿Cómo sabe además que es por «placer», pues? ¿La mayoría son de clase media-alta? Me gustaría que me demuestre esto por favor. Sin embargo, lea este informe: http://www.porn-report.com/ En el se documenta como no pocas actrices porno en realidad fueron violadas de niñas y/o son putas o tienen otros problemas sociales como drogadicción, falta de auto-estima, etc.

    «Te apuesto lo que sea. Puedes entrevistar personalmente a cada actriz porno, te dirá lo mismo que yo argumento.»

    Yo no apuesto nada. No participo en apuestas. ¿Usted ha entrevistado a cada actriz porno personalmente, Daniel? Porque yo prefiero guiarme por los informes oficiales y además sería imposible entrevistar a toda actriz porno.

    Pero intentar además defender esto como una libertad de expresión, Daniel, es equiparar los derechos de artistas y escritores a los traficantes de porno y sus chulos. No es lo mismo. No digo esto para ser «patriotero» ni mucho menos. De hecho ya se sabe que el liberalismo que yo defiendo es liberalismo real, el democrático pero usted sabe perfectamente también que he dicho en decenas de ocasiones que no podemos confundir libertad con LICENCIA. La licencia conduce al desorden y el desorden genera falta de libertad. Eso lo sabe usted muy bien. No me gustaría que nuestro liberalismo se usara para que futuras generaciones justificaran tener acceso al porno japonés con bukake, por poner un ejemplo.

    Dice usted: «Al respecto existe una cita de Sasha Grey, que fue actriz porno: “Lo que una persona ve como degradante y desgradable y malo para las mujeres puede hacer que algunas mujeres se sientan poderosas, hermosas y fuertes“.

    Bueno esto también lo podría decir un esclavo ¿no? Hay esclavos que han o habían justificado su situación de esclavitud. No por ello el héroe Abraham Lincoln dijo «uyy es verdad,algunos esclavos están cómodos, se sienten bien, ¿para qué intervenir pues?» Me dirá usted que la diferencia es que esto no es esclavitud, pero discrepo porque realmente dudo que la mayoría como afirma usted de las mujeres quieran ser actrices porno. Como dijo una vez Thatcher, «tenemos que sumarnos a la prohibición del sadismo y el porno en la red». Apúntese a esa lucha, Daniel.

    Dice usted: «Muchas jóvenes hoy en día están más cómodas con su sexualidad y sabemos que en los países más liberales sexualmente -por ejemplo, países nórdicos, como Suecia, Noruega, etc… las mujeres tienen más derechos sociales. Si contempláramos un mapa del mundo con los países en los que la pornografía ha sido prohibida o censurada, generalmente coincide con los países en los que los derechos de las mujeres son más restringidos.»

    Sí, pero también le puedo decir que es el caso de USA, donde más se consume porno en internet son en los estados más «religiosos» o «libegales». También es lógico que en los sitios con menos derechos para la mujer haya más consumo de porno, porque no tienen realmente ninguna cultura y eso influye mucho en los hábitos de consumo. A menos nivel cultural, más consumo de porno y sexo. Entonces no son las leyes restrictivas, realmente, sino el bajo nivel cultural.

    De acuerdo con lo que comentas de la prostitución y demás. Por eso no le añado nada más a esos párrafos.

    Esperemos zanjar este desacuerdo, por el bien de todos. Saludos

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