Por una resolución global a la inmigración

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Un grupo de inmigrantes de aspecto famélico intentan escalar una valla fronteriza constituida por alambradas y muros de hormigón, con la intención de cruzar los límites territoriales que marca esta barrera. Son los parias de la tierra que escapan de la miseria y el caos en sus lugares de origen y ansían alcanzar las puertas al paraíso, al mundo desarrollado, en busca de oportunidades y mejores condiciones de vida. Cuando los migrantes ya han logrado saltar la valla y poner los pies al otro lado, de repente se encuentran frente a una unidad de guardias fronterizos que les apuntan con sus fusiles y acto seguido comienzan a acribillarles despiadadamente con pelotas de goma con el objetivo de inmovilizarlos, ocasionándoles por ello varias contusiones y heridas de gravedad.

La situación que acabamos de narrar podría ser la que frecuentemente acontece en determinados lugares del mundo. Podría ser la misma que protagonizan diariamente oleadas de ilegales y espaldas mojadas que con menor o mayor fortuna intentan cruzar la frontera que separa México con EEUU, o la que protagonizan también decenas de palestinos que intentan cruzar el muro que separa Israel de Cisjordania. Sin embargo, esta escena se viene repitiendo desde hace meses muy cerca de nuestras fronteras; en España, y especialmente en las vallas de Ceuta y Melilla. Diariamente oleadas de inmigrantes magrebíes y subsaharianos emprenden continuos intentos de pasar al otro lado de estas fronteras con el fin de adentrarse en territorio español, y de facto, en espacio perteneciente a la Unión Europea. Esas vallas representan la entrada a Europa, las que separan el Primer Mundo del Tercero.

La especial situación geoestratégica de España, enclavado a las puertas del Mediterráneo, entre África y Europa, obliga a atender a las numerosas oleadas de inmigrantes que por tierra y/o por mar, se lanzan a una aventura incierta y arriesgada, entregando a las mafias todo lo que han podido ahorrar a lo largo de sus vidas para lanzarse en busca del “sueño europeo”. Las condiciones en las que los inmigrantes llegan a las vallas y la violencia con la que algunos de ellos intentan cruzar la frontera, obliga a los agentes fronterizos a realizar una labor muy complicada y arriesgada, a menudo sin efectivos ni material suficiente. Por si esto fuera poco, puntuales impericias profesionales protagonizadas por parte de estos cuerpos de seguridad contra los inmigrantes, han contribuído a avivar todavía más la atención mediática sobre estas conflictivas zonas.

No obstante, la mayoría de los inmigrantes que entran en nuestras fronteras no llegan en cayuco, ni son los que saltan las vallas enfrentándose a las cuchillas. Las estadísticas dicen que la mayoría de los flujos migratorios se dan por vía aérea. Por tanto, lo que hace la situación muy preocupante en las vallas de Melilla, no es el peligro de «invasión«, argumento absurdo porque el número de inmigrantes que intentan saltar por esas vallas es ínfimo si se lo compara con los que entran masivamente a través de los aeropuertos.

El gran problema no es, por tanto, la entrada de inmigrantes, sino el mantenimiento de la seguridad de las zonas fronterizas, que es la tarea primordial en estos enclaves. Por mucho que adoptemos una postura de «puertas abiertas» en relación a la inmigración, igualmente es necesario establecer un control fronterizo que ayude a dificultar el acceso de contrabando comercial y de bandas vinculadas al crimen organizado procedentes de otros países. Como también garantizar la asistencia humanitaria de los inmigrantes que hayan sufrido percances.

Desde Bruselas amonestan a España para que intensifique el control de las fronteras, sin embargo a los gobiernos de la UE no parece importarles que países del espacio Schengen, como Bélgica y Suiza apliquen políticas xenófobas incluso con ciudadanos europeos. Ni que decir tiene las expulsiones masivas en Francia de ciudadanos rumanos y búlgaros de etnia gitana. Por no mencionar la política migratoria en el Reino Unido. Nuestro país se encuentra en una posición estratégica muy comprometida y que además no recibe la colaboración adecuada de Marruecos, país con el que España tiene fricciones territoriales.

En casos como éste no son admisibles recortes de ningún tipo por parte del Ministerio del Interior o el de Defensa, ya que en una situación tan delicada el Gobierno debería dotar a cuerpos como la Guardia Civil y la Policía Nacional con los medios suficientes para desempeñar esta labor, así como proporcionar a los agentes más medios para enfrentarse al problema. Sobre todo cuando la situación extrema que se vive en la zona pide a gritos más medios de vigilancia y contención.

Así mismo es necesario diferenciar la cuestión técnica-policial y el contexto político-ideológico. Disparar pelotas de goma a los inmigrantes que se ahogan es un proceder policial claramente condenable, pero eso no implica poner en duda la profesionalidad de la mayor parte de los agentes fronterizos como la Policía que por ejemplo ha salvado miles de vidas en las aguas del Estrecho de Gibraltar.

La problemática que representa la inmigración masiva en nuestros países no debe ser abordada desde un programa xenófobo. Este solo es funcional a los poderes económicos, ya que ahonda en el conflicto autóctonos vs inmigrantes para tratar de encubrir el verdadero conflicto capital vs trabajo. Porque a nivel global, las migraciones masivas que se dirigen hacia el mundo desarrollado realmente son deportaciones masivas de personas desde la periferia hacia la metrópoli. Migraciones causadas por el desarrollo desigual entre el Primer Mundo y el Tercero. Un fenómeno inevitable también dada la naturaleza explotadora y depredadora del primero con respecto al segundo.

El complejo problema de los flujos migratorios en nuestras fronteras tampoco tendrá nunca solución si éste se pretende solucionar exclusivamente a través de parches como la “solidaridad” y la caridad individual. Por más que prolifere la actividad de las ONGs, para abordar esta problemática es necesario que desde la acción conjunta de los gobiernos se emprenda una política de carácter ejemplarizante e internacionalista, que tenga suficiente alcance económico y militar, con el fin de influir políticamente en las regiones más subdesarrolladas del planeta: los lugares de donde procede la mayor parte de los flujos migratorios que penetran en Europa. No es por tanto una cuestión que deba estar supeditada a la caridad privada y los sentimientos del buen samaritano, sino que es ante todo una cuestión política.

Una acción común desde los países más desarrollados es una de las primeras condiciones. En la misma medida que sea abolida la base estructural que perpetua la explotación de unas naciones por otras, será abolido el drama humano que representa la migración masiva de personas de un país hacia otro en busca de pan y trabajo. Solo así será atajado el problema desde sus raíces.

4 comentarios en “Por una resolución global a la inmigración

  1. Ya me voy a cansar de decir «excelente entrada». No defraudas aún.

    Tu entrada demuestra el compromiso con la humanidad y al mismo tiempo defender nuestras fronteras.

    Dices: «El gran problema no es, por tanto, la entrada de inmigrantes, sino el mantenimiento de la seguridad de las zonas fronterizas, que es la tarea primordial en estos enclaves.»

    Exacto. Yo siempre he dicho que lo más imprescindible es controlar absolutamente los puntos de acceso – especialmente EL AEROPUERTO, que es por donde más entran inmigrantes ilegales y terroristas, así como armas y drogas para nuestro país. Hay que recordar también que los que más entran de manera ilegal son inmigrantes latinoamericanos, no africanos.

    «Por mucho que adoptemos una postura de “puertas abiertas” en relación a la inmigración, igualmente es necesario establecer un control fronterizo que ayude a dificultar el acceso de contrabando comercial y de bandas vinculadas al crimen organizado procedentes de otros países. Como también garantizar la asistencia humanitaria de los inmigrantes que hayan sufrido percances.»

    Sí – y lo cierto es que España en Europa es líder en esta cuestión de ayuda humanitaria. Hay que ver como tratan a los inmigrantes en la frontera italiana, francesa o griega (este caso es especialmente notorio).

    En mi opinión, sí defiendo la actual Ley de Extranjería. Pienso que es una de las mejores leyes migratorias de Europa – aunque no estoy de acuerdo con dar permisos de residencia «por arraigo», pues solo sirve para que vengan de forma ilegal y a pastar unos años para luego decir «estoy arraigado». NO SEÑOR.

    La mejor forma de asimilar a los inmigrantes es reduciendo el flujo de los que entran y facilitando las salidas de todo inmigrante que no tenga empleo viable en España.

    Básicamente, y como hemos hablado varias veces, se debería restringir la inmigración a profesiones realmente demandadas en España o a los inmigrantes con mucha capacidad de crear riqueza en el país.

    Tema aparte es el qué hacer con los que ya estén en el país. Yo creo que a esos les debemos legalizar obviamente y darle acceso a las prestaciones sociales, aún si significa subir los impuestos (cosa que dudo pero bueno, aun si fuera así, es necesario defenderlo).

    Por último, como bien dices nuestro país no ha caído en la xenofobia y el racismo de los países «del norte». Me alegro por ello. Hemos demostrado confianza en nuestra cultura sin tener que recurrir al miedo. Es lo que tiene tener una cultura fuerte y arraigada, a diferencia de otros.

    Saludos

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    • Buenas, compañero;

      «Yo siempre he dicho que lo más imprescindible es controlar absolutamente los puntos de acceso – especialmente EL AEROPUERTO, que es por donde más entran inmigrantes ilegales y terroristas, así como armas y drogas para nuestro país. Hay que recordar también que los que más entran de manera ilegal son inmigrantes latinoamericanos, no africanos».

      Exacto. Es importante este apunte. Diariamente se introducen en España medio millar por el aeropuerto de Barajas -actualmente llamado Adolfo Suárez-, de los cuales un 90% son latinoamericanos, de nacionalidad boliviana, concretamente. Ello se debe a que a que la mayoría de ciudadanos bolivianos inmigrantes no necesitan visado de entrada en España y entran aquí en calidad de «turistas».

      Al igual que ocurre en las fronteras de Ceuta y Melilla, los aeropuertos españoles adolecen también de falta de funcionarios policiales necesarios para establecer los controles a los viajeros de estos vuelos. A parte, hay también un problema de burocracia que tan solo ayuda a agravar el problema.

      Hace falta destinar más presupuesto y efectivos para reforzar la seguridad en las zonas portuarias y aeroportuarias, y también los controles en los recintos aduaneros dentro del propio territorio nacional. Su misión ha de ser el habitual: hacer frente al tráfico de drogas y mercancías ilícitas, el contrabando y las redes internacionales de tráfico de personas y de sustancias ilegales.

      Precisamente, estos controles fronterizos redundarían en beneficios de los propios inmigrantes. Servirían para combatir a la inmigración delincuente y evitar que su presencia perjudique la imagen del inmigrante trabajador y cumplidor de la ley. Marcaría la diferencia.

      «Sí – y lo cierto es que España en Europa es líder en esta cuestión de ayuda humanitaria. Hay que ver como tratan a los inmigrantes en la frontera italiana, francesa o griega (este caso es especialmente notorio)».

      Sin duda. Basta saber que en los campos de refugiados en las fronteras italiana y griega, dejan incluso morir de hambre a los inmigrantes que esperan ser deportados.

      «No estoy de acuerdo con dar permisos de residencia “por arraigo”, pues solo sirve para que vengan de forma ilegal y a pastar unos años para luego decir “estoy arraigado”. NO SEÑOR. (…) La mejor forma de asimilar a los inmigrantes es reduciendo el flujo de los que entran y facilitando las salidas de todo inmigrante que no tenga empleo viable en España (…) Básicamente, y como hemos hablado varias veces, se debería restringir la inmigración a profesiones realmente demandadas en España o a los inmigrantes con mucha capacidad de crear riqueza en el país».

      Estoy de acuerdo.

      «Tema aparte es el qué hacer con los que ya estén en el país. Yo creo que a esos les debemos legalizar obviamente y darle acceso a las prestaciones sociales, aún si significa subir los impuestos (cosa que dudo pero bueno, aun si fuera así, es necesario defenderlo)».

      Yo soy partidario de que los trabajadores inmigrantes que ya están aquí tenemos que asumirlos como parte de la clase trabajadora española. Trabajan aquí, producen riqueza aquí, etc. A los liberales nos debería bastar con la residencia y el trabajo para considerar ciudadana a una persona. No nos guiamos por criterios etnicistas en este asunto. A parte de que no pocos inmigrantes residen en nuestro país mientras trabajan en negro, ya que al no tener regulada su situación, no pueden acceder a un contrato fijo. Por mencionar que muchos empresarios prefieren explotar a esos inmigrantes sin papeles. Mano dura con ellos también. De todas formas, un Estado realmente soberano tiene el derecho a racionalizar al máximo la fuerza de trabajo existente, y controlar los flujos migratorios (de salida y de entrada). No en base a criterios xenófobos, sino económicos y también por razones de seguridad interna.

      «Por último, como bien dices nuestro país no ha caído en la xenofobia y el racismo de los países “del norte”. Me alegro por ello. Hemos demostrado confianza en nuestra cultura sin tener que recurrir al miedo. Es lo que tiene tener una cultura fuerte y arraigada, a diferencia de otros».

      Algo por lo que sentirse orgulloso. Si al final va a ser para bien eso del Spain is diferent

      Saludos.

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  2. Hola de nuevo, compañero:

    «Exacto. Es importante este apunte. Diariamente se introducen en España medio millar por el aeropuerto de Barajas -actualmente llamado Adolfo Suárez-, de los cuales un 90% son latinoamericanos, de nacionalidad boliviana, concretamente. Ello se debe a que a que la mayoría de ciudadanos bolivianos inmigrantes no necesitan visado de entrada en España y entran aquí en calidad de “turistas”.»

    Sí, así es. Muchísimos ciudadanos del país boliviano están entrando a nuestro país sin ningún tipo de control. Creo que es importante establecer una clara, y especiamente FIRME política en el tema de los visados.

    Dices:

    «Hace falta destinar más presupuesto y efectivos para reforzar la seguridad en las zonas portuarias y aeroportuarias, y también los controles en los recintos aduaneros dentro del propio territorio nacional. Su misión ha de ser el habitual: hacer frente al tráfico de drogas y mercancías ilícitas, el contrabando y las redes internacionales de tráfico de personas y de sustancias ilegales.»

    Completamente de acuerdo, Daniel. Necesitamos apoyar a nuestra patrulla fronteriza en este dilema.

    Nuestro país, como cualquier otro, tiene el derecho y el deber de proteger sus fronteras. Debemos saber quién está entrando y quién está saliendo de nuestro país e insistir que todo tráfico en frontera sea LEGAL. ¡QUÉ MENOS! Además, la práctica totalidad de «ilegales» en España se han quedado más tiempo de lo que les permite su visado. Es totalmente inaceptable que un país avanzado como el nuestro no sea capaz de saber quién demonios está dentro, quién vive en España. Sí creo, como tú, en un camino hacia la legalización para aquellos inmigrantes que ya lleven años en España y tengan empleo. Eso sí, no debe quedar IMPUNE su entrada ILEGAL a nuestro país porque nos han faltado al respeto haciendo eso y deben pagar bien sea con una multa o bien con otro tipo de sanción. Nadie debe burlarse en la cara de nuestro país y nuestros compatriotas y pensar que quedará impune. Excepción obviamente de estos castigos para aquellos menores que entraron al país forzados por sus padres. La meritocracia liberal exige, de cajón, que estos menores no sean juzgados por las acciones irrespetuosas e ilegales de sus padres delincuentes.

    Absolutamente de acuerdo en todo, todo lo demás.

    Saludos

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